Qué ver en Saint-Tropez

Aunque Saint-Tropez es mundialmente conocido por ser lugar de vacaciones de ricos y famosos, la llamada jet set, también ofrece muchos encantos al visitante que desea adentrarse en las encantadoras calles del casco antiguo, recorrer el puerto o disfrutar de sus playas. No son solo yates o coches de lujo lo que puedes ver en Saint-Tropez, la ciudad que encarna el glamour de la Costa Azul. Las adoquinadas calles del antiguo barrio de pescadores, La Ponche, con sus casas de colores y llenas de flores que se asoman sobre el mar que rompe contra las murallas te encantarán. Un remanso de paz junto al ajetreo del puerto donde están anclados los yates de lujo.

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Lugares imprescindibles que ver en Saint-Tropez

Este pueblo pesquero se hizo famoso cuando Brigitte Bardot vino a rodar “Y Dios creó a la mujer“. A partir de ese momento se convirtió en un lugar de culto para ricos y famosos, aunque ya había sido descubierto el pintor expresionista Paul Signac, que se enamoró de este lugar y atrajo a otros artistas, como Matisse.

Place des Lices

Esta plaza es el centro neurálgico de la ciudad, en la que se celebra el mercado martes y sábados a la sombra de los plátanos, y que el resto del tiempo está llena de jugadores de petanca, juego original de la Provenza. Además del mercado provenzal donde puedes encontrar productos frescos y especialidades locales, también hay puestos de artesanía y antigüedades.

Puerto Viejo (Vieux Port)

Un lugar que no puedes dejar de ver si viajas a Saint Tropez es el Vieux Port. Las imágenes de la bahía de Saint-Tropez desde la orilla del puerto son preciosas, pero realmente lo que sorprende paseando por la orilla de este Puerto Viejo son los enormes y lujosos yates o veleros amarrados en él. Uno de los pasatiempos de los paseantes es admirar estos yates de lujo. Al final del muelle, como no queriendo molestar, están las tradicionales barcas de pesca. En la orilla bajo sus casas de colores vas a encontrar muchos restaurantes, algunos de ellos también de lujo, con terrazas que son un lugar privilegiado para ver el espectáculo.

La Ponche, un imprescindible que ver en Saint Tropez

Este barrio ofrece los rincones más atractivos de Saint Tropez. El laberinto de callejuelas, plazoletas, arcos de las murallas, mercados, galerías de arte, tiendas de artesanía, boutiques, y sus casas de colores, son una maravilla. Entre sus tesoros está la Capilla de la Misericordia, con una preciosa cúpula con tejas de colores. No te pierdas el mercado de pescado bajo los arcos de la muralla, en la Porte de la Poissonnerie, y asómate a las pequeñas playas de La Ponche.

Torre de Portalet y Torre Vieja

En la Torre de Portalet comienza el largo muelle que lleva hasta el Faro. El faro actual es una réplica del original que fue destruido durante la guerra en 1944. A un lado puedes observar el puerto y las casas de colores del barrio pesquero con la torre de la iglesia sobresaliendo sobre los tejados, y al otro lado el golfo de Saint-Tropez. Es el mejor lugar para ver las regatas de barcos de vela que se suelen hacer en el golfo, y que constituyen otro de los espectáculos que ofrece esta ciudad.

Cruza el arco bajo la torre y llegas a un pequeño paseo por la orilla donde las olas golpean contra las casas de la ciudad. Enfrente se observa la Torre Vieja. Si el mar está tranquilo puedes ir por la orilla, y si no tendrás que ir a través de La Ponche.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

El corazón de La Ponche es la iglesia, con su torre de colores amarillo y rosa con un pequeño campanile, que se alza sobre las casas del barrio. Construida en el siglo XVIII en un falso estilo barroco alberga la figura de San Torpes, que da nombre a la ciudad.

Ciudadela

Sube hasta la ciudadela para disfrutar de las vistas de Saint Tropez, las playas y los montes del Esterel. Construida en el siglo XVII, tiene un torreón y tres torres redondas. Actualmente alberga el Museo de Historia Marítima, centrado en especial en los marineros de la Provenza, como el almirante Pierre André de Suffren, que tiene una estatua en el puerto. También tiene una sección dedicada a las regatas que se celebran en el golfo. Precio: 4 €.

Museo de l’Annonciade

Este museo está situado en un lateral del puerto, en una antigua capilla del siglo XVI, y está dedicado a artistas contemporáneos que han trabajado en Saint Tropez y la Costa Azul, y que retrata muy bien esta región. Destacan sobre todo las obras del pintor puntillista Paul Signac, que hizo de Saint-Tropez uno de los temas más importantes de sus obras. Precio: 4 €.

Playas de Saint-Tropez

La ciudad tiene pequeñas playas junto a La Ponche. Son tranquilas y desde ellas vas a tener magníficas vistas de las casas del barrio pesquero que se asoman al mar. Sin embargo, las mejores playas están algo más alejadas, al sur, como la de Pampelonne, llena de chiringuitos y restaurantes de lujo, plage des Salins, o la nudista plage de Tahiti, todas con aguas cristalinas y blanca arena. También puedes hacer un Sendero Litoral que parte de la ciudad y va recorriendo la costa.

Una propuesta interesante para conocer las playas y bosques de los alrededores de Saint-Tropez es realizar un Tour en bicicleta eléctrica que, partiendo desde la playa de Pampelonne, recorre senderos entre viñedos y bosques y te ofrece magníficas vistas del golfo y sus playas. .

Bravades de Saint-Tropez

Si tienes la fortuna de visitar Saint-Tropez a mediados de mayo te vas a ver inmerso en esta fiestas patronales en las que el sonido de los trabucos y el olor de la pólvora se adueñan de la ciudad. En ellas se recuerda la época en que una milicia local al mando de un Capitán de la Villa defendía las costas de ataques piratas. Esta milicia fue sustituida por una guarnición real establecida en la Ciudadela. Sin embargo, los habitantes de la ciudad mantuvieron la tradición de desfilar para honrar a su patrón vestidos con sus mejores galas de mosqueteros y marineros disparando sus fusiles y trabucos.

Qué ver en los alrededores de Saint-Tropez

Grimaud

A pocos kilómetros de Saint-Tropez puedes visitar este pueblo medieval colgado en la montaña. Dominado por los restos del Castillo y con preciosas calles medievales, el pueblo se extiende sobre las laderas cubiertas de viñedos. Vale la pena subir hasta lo alto de las torres del castillo y observar los extensos campos que se extienden hasta el Golfo de Saint-Tropez. Las leyendas asocian este pueblo a los Templarios.

Port Grimaud

Acércate a visitar este pueblo al oeste del golfo de Saint-Tropez. Es una verdadera curiosidad, pues está diseñado de tal modo que las casas se sitúan sobre canales y el medio de transporte entre los canales es un taxi acuático, con intención de crear una pequeña Venecia. Las casas de vivos colores a orillas de los canales llenos de yates y veleros crean una imagen muy sugerente.

Dónde comer en Saint-Tropez

El lujo va acompañado también de una gastronomía y enología de alto nivel, de la que Saint-Tropez tampoco es ajeno. Los viñedos de la Provenza producen excelentes vinos. Así que si te interesa puedes disfrutar de experiencias gastronómicas en alguno de sus restaurantes de lujo o en otros más sencillos, con platos clásicos como la ratatouille. Una opción muy atractiva es adquirir los productos frescos y de excelente calidad en el mercado provenzal de la Place des Lices, o comprar pescado fresco en la Porte de la Poissonnerie y degustarlos en los puestos. Restaurantes atractivos son La Pesquière, con excelentes pescados, Le Gorille, en el propio puerto, y con una gastronomía más elaborada el Bistro Pastis, también en el puerto y el Bistro Canaille. Otro de los placeres son sus dulces, de los que la más famosa y deliciosa es la tarta tropézienne, de la que se dice que fue creada para Brigitte Bardot. La original es la elaborada por la pastelería La Tarte Tropeziénne, lógicamente.

Dónde dormir en Saint-Tropez

El glamour de Saint-Tropez hace que el alojamiento sea caro. Puedes encontrar lujosos hoteles de cinco estrellas como Tinah Saint-Tropez o La Bastide si te lo puedes permitir, aunque también alojamientos más sencillos como el Hôtel Playa. Una opción más económica es buscar alojamiento algo más lejos del centro de la ciudad, en los pueblos de alrededor.

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